Todos los años para esta época de pre temporada siempre me decía que tenía que aumentar el personal, mejorar la infraestructura, optimizar los procesos, delegar responsabilidades, implementar una serie de estratégias que me permitiesen afrontar la temporada de alta demanda en mi taller de una forma más eficiente, $$$ , pero no había tenido ni el capital ni la determinación para hacerlo.
Me había resignado a afrontar los pedidos con el personal que tenía, seleccionando cierto tipo de clientes y trabajando a mi ritmo. Esa forma de afrontar los retos de producción derivaban en efectos colaterales bastante indeseables; se perdían ventas, se perdían clientes y el posicionamiento en el mercado se veía amenazado.
Este año decidí hecharle muela al asunto, deje de lado aquellos proyectos que no me permitían enfocarme un 100% en mi taller, no mas clases de fotografía, cero compromisos sociales y la academia que tanto me gusta, bye bye. Ahora estoy en el plan de empresario.
Me comprometí por primera vez en mi ya larga carrera de artesano en hacer una verdadera exportación, lo que me obligó a meterme en una serie de dinámicas a las cuales les había hecho el quite de forma sistemática. Me vinculé a la Cámara de Comercio, actualicé mi registro tributario, me puse en la mira de los bancos y ahora me la paso haciendo una serie de vueltas y tramites burocrático-mercantiles a fin de ser ¨un empresario a lo bien¨.
Ya los bancos se le meten a uno en el rancho, la Cámara de Comercio llama una vez por semana a informarme de cursos y eventos, por primera vez en mi vida me tengo que asesorar de abogados, contadores, ingenieros,... en fin, la producción calmada y depurada da paso a estrategias de venta, fidelización de clientes, programación de gastos, uff,... definitivamente he estado dándole duro a esta vaina.
Adiós las temporadas de teatro, la goma del Drupal, Word Press, el cuarto oscuro ha quedado entalegado en el desván. Ya era hora de que me dedicara de lleno a administrar lo mio (dice mi esposa) y dejar de lado el cuidar lo de los demás.
Esto ya está teniendo efectos en la forma de vida que hasta ahora había venido llevando, 30 y 40 horas de viaje a la semana, pero que le vamos a hacer, como decía la abuela: ¨después del ojo afuera no hay Santa Lucia que valga¨, hay que buscarle el sabor a la vaina, conozco muchas partes de mi país y aprendo muchas cosas de las que ni idea.
Vamos a ver si éste cambio se da para bien, espero.
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